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Conceptualización Básica de Ecología

En el año 1869 Ernst Haeckel, naturalista alemán enuncio el dominio de conocimiento de una disciplina científica por demás capital para nuestra época: La Ecología. A finales del siglo XIX la disciplina se había difundido produciéndose publicaciones científicas al respecto en toda Europa, así para Haeckel, la Ecología debía ser la rama de la ciencia que se ocuparía de estudiar las relaciones de los organismos con su entorno. Esta enunciación y las raíces griegas de su etimología permitieron el encuentro de esta disciplina con otra con la cual comparte muchos conceptos, pero  con enfoques doctrinarios distintos; la Economía. La Ecología y la Economía comparten mucho, no solo parte de sus etimologías sino también herramientas propias de la matemática, modelos y por sobre todo su vocación por estudiar y establecer relaciones.

 

La ecología (del griego «οίκος» oikos="casa", y «λóγος» logos=" conocimiento") es la ciencia que estudia a los seres vivos, su ambiente, la distribución, abundancia y cómo esas propiedades son afectadas por la interacción entre los organismos y su ambiente: «la biología de los ecosistemas» (Margalef, 1998, p. 2). En el ambiente se incluyen las propiedades físicas que pueden ser descritas como la suma de factores abióticos locales, como el clima y la geología, y los demás organismos que comparten ese hábitat (factores bióticos).     

Figura 2, retrato Ernst Haeckel

 

La visión integradora de la ecología plantea que es el estudio científico de los procesos que influyen la distribución y abundancia de los organismos, así como las interacciones entre los organismos y la transformación de los flujos de energía y materia.

 

Así entonces, desde el planteamiento de relaciones es que podemos “cuidar nuestro ambiente o entorno”. En estas relaciones que deberíamos reconsiderar, debemos pensar cuanto usamos y  cuanto dejamos de usar,  cuanto de lo que dejamos lo entregamos a procesos naturales que no financiamos, es decir,  cuanto de nuestros balances económicos terminan siendo externalidad y pasivos de contaminación de los cuales nadie se hace cargo. El cambio pasa por consideraciones éticas y también estéticas. En esto ni siquiera importa si desperdicio porque lo puedo pagar, hoy importa no desperdiciar porque no debo hacerlo y ese es un principio de actuación relacional y ético con nuestro entorno. En la actualidad, los principios de la Ecología Económica o Economía Ecológica tratan de dar cuenta de muchos de estos procesos en las sociedades humanas (Marone, 2010).

 

En todo esto la idea de ambiente o entorno es crucial en la medida que entendamos que con él integramos una unidad, porque es con nuestro entorno que formamos un vínculo y es desde ese vínculo o relación “en y con el entorno” que todos, incluidos otros organismos fundamos la organización de los sistemas ecológicos. Por esto, la idea es dejar de pensar en organismos y entorno  o en humanos y entorno como entidades separadas, para pensar la unidad en la relación ecológica. Todo esto involucra una apertura, un cambio cada vez más necesario.  Aquí no hay  ya posibilidad de algo separado y autónomo.  Somos parte de la red de relaciones que forman los ecosistemas.

 

 

La Ecología se mueve en el ámbito teórico “tradicional” de los planteamientos evolutivos; en este sentido la  teoría ecológico-evolutiva de comunidades de los  años  60 influyó sobre la conservación biológica.  Lo hizo,  por una parte, promoviendo una manera particular de interpretar la naturaleza (determinista), y por otra, a través de una serie de ideas  que  constituyeron,  al  menos  parcialmente,  el  marco  conceptual  en  el  que  se  basó  el  accionar  en  favor  de la naturaleza.  El  estado  actual  de  la  teoría reclama  un  cambio  de  actitud  por  parte  de  los responsables (intelectuales y ejecutivos) de  los programas de  conservación.  Este  cambio debe promoverse desde los ámbitos académicos para evitar el desdoblamiento de la conservación de la naturaleza en sendos marcos conceptuales, en algunos casos incompatibles.

 

Ahora bien, la Ecología en su amplio e interdisciplinar trasegar se aplica contemporáneamente hasta en el desarrollo organizacional humano a nivel empresarial. Un texto que hace referencia a las teorías adaptacionistas y las teorías poblacionales plantea que la idea de cambio radical en las organizaciones se ha discutido mayormente desde dos posturas teóricas. Una, impulsada por las teorías adaptacionistas, sostiene que el cambio es posible porque el ambiente no es algo inmodificable y los gerentes pueden ser agentes activos del mismo. La otra, soportada por la teoría de la ecología poblacional, sostiene que el cambio es imposible dada la inercia estructural a la que se enfrenta toda organización. En este trabajo se revisan cada una de estas aproximaciones y se discuten las implicancias de la teoría de la ecología poblacional a la luz de las teorías adaptacionistas (Garcilazo, 2011).